Una lata para dos

Pero sucede que algunos martes por la noche te sacudes el cansancio y tiras el guión por la ventana. Y ves cómo caen el sofá y su desidia por detrás de los cristales fríos del salón. Y tú, huërfano de guión, te escapas a ese jardín de rocas que es La Pedri, para escuchar en buena compañía el atropellado estruendo de una cascada.
Huele a cantueso y libertad.
Y sientes cómo borbotea la vida cuando te azota la cara el viento húmedo que levanta el arroyo en su caminar.
Esta noche.
En que te bebes la amistad, a sorbos pequeños, en lata de cinco estrellas;
bajo el paraguas de la tímida luz de la Luna;
y te salpica el tiempo con gotas de que vale la pena…;
arrojar el guión de la desidia y el mal humor, cuanto antes, por la ventana fría del salón.
Esta noche.
Que son dos o tres telediarios… ¡leñe!

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