Anoche, en Peñalara, el cielo estaba tan cerca que robamos un pedacito bien cargado de estrellas. Esta mañana me escribió uno de los ladrones:
«He tenido un sueño que flipas: Subia a peñalara de noche y bajaba esquiando con frontal».
Dejé el móvil y miré a la mesilla de noche, pero estaba vacía, ni rastro de mi pedacito de cielo… ¿Y si lo había soñado? ¿Y si el dolor de piernas es el peso de los abriles? ¿Y si…?
Encendí la cámara con miedo, y vi cómo los sueños, a veces, se cumplen.
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