Tenían ansia de Pedriza las estrellas cuando las nubes pegajosas de este abril navideño se retiraron de madrugada y el Manzanares se puso a bailar para ellas.
Son las 6 de la mañana y contemplo hipnotizado el río, que se despeña rumoreando entre las rocas. Intento ver si baja el mes de abril envuelto entre sus aguas, turbulento, frío, helado, tramposo…
Luego subimos desde el Collado Cabrón hasta más arriba del Puente de Los Poyos, hundiéndonos de nieve hasta la rodilla y engullidos por traidores brezos disfrazados de blanco. Vamos inventando senderos, con ese inconfundible estilo pedricero del “yo creo que va por aquí”, que huele a jara, raspón y cantueso. Avanzamos penosamente buscando, encontrando, perdiendo… quien ama la Pedriza sabe de lo que hablo, para terminar en la senda que baja desde Las Torres junto al Arroyo de La Ventana. Bajamos felices pero con los bolsillos vacíos, después de mucho buscar no hemos visto ni rastro de él, si alguien lo ha visto que lo diga, mientras seguiremos cantando con Sabina… “¿Quién me ha robado el mes de abril?”
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